Gilberto Owen (1886-1952) fue un destacado poeta y ensayista mexicano, reconocido por su influencia en la literatura modernista de principios del siglo XX. Nacido en una familia de la clase media en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, Owen mostró desde joven un profundo interés por la literatura y el arte. A lo largo de su vida, desarrolló una obra poética que se caracteriza por la exploración de temas como el amor, la muerte, la naturaleza y la identidad.
Desde su adolescencia, Owen comenzó a escribir poemas y a participar en actividades literarias en su ciudad natal. Se trasladó a Ciudad de México para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde entró en contacto con un círculo de intelectuales que influyeron en su desarrollo literario. Durante esta época, comenzó a publicar en revistas como Revista Moderna y El Universal, lo que le permitió darse a conocer en el ámbito literario.
Su primer libro de poesía, Olas de fuego, fue publicado en 1917 y marcó el inicio de su reconocimiento como poeta. A través de esta obra, Owen logró plasmar su visión modernista, influenciada por el simbolismo y el parnasianismo. Sus versos, a menudo cargados de musicalidad y rítmica, reflejan su búsqueda de la belleza y la perfección estética.
Owen fue parte de la llamada Generación del 27, un grupo de poetas que buscaban renovar la lírica mexicana. Sus obras, que exploraban la complejidad de la existencia humana y la relación del individuo con el universo, se caracterizan por un uso innovador del lenguaje y una sensibilidad profunda hacia los temas existenciales.
En 1924, publicaría otro de sus libros más reconocidos, Las 20 palabras, donde continúa con su exploración sobre el amor y la pérdida. Esta obra le permitió consolidar su estilo personal y su lugar en la poesía nacional, además de atraer la atención de importantes críticos literarios de la época.
A lo largo de su carrera, Gilberto Owen también fue un prolífico ensayista y traductor. Su interés por la literatura universal lo llevó a traducir obras de autores como Edgar Allan Poe y William Shakespeare, contribuyendo así a la difusión del conocimiento literario en México. Además, su labor como editor en diversas revistas literarias fue crucial para el desarrollo de nuevos escritores en el país.
En sus últimos años, Owen enfrentó dificultades personales y profesionales, incluyendo problemas de salud y la falta de reconocimiento generalizado por su obra. Sin embargo, su legado perdura a través de sus escritos y su influencia en generaciones posteriores de poetas y escritores. A pesar de las adversidades, Owen continuó creando hasta su muerte en 1952, dejando un importante legado a la literatura mexicana.
La obra de Gilberto Owen es un testimonio de la búsqueda constante del ser humano por entender su existencia y su lugar en el mundo. Su poesía, rica en imágenes y simbolismo, sigue resonando en la actualidad y sigue siendo objeto de estudio y admiración. Su contribución a la literatura modernista y su papel en el desarrollo de la poesía mexicana lo convierten en una figura fundamental del siglo XX.