Interstelar

«Bitácora del cuerpo» es un viaje a través de muchas instancias, la juventud, el primer amor, las aventuras eróticas cargadas a veces de ingenuidad y otras de osadía. Existen cicatrices en sus personajes de los que pocas veces conocemos su nombre, como Norita o María Alejandra. Todos estamos a la deriva del amor. No existe puerto seguro, y si existe solemos temer perderlo. Quizás las gaviotas no surquen el cielo de este texto de una forma explícita, pero los ojos que descansan en cada relato son pelícanos sedientos de compañía y buenos tratos.

Tres mujeres van a ser juzgadas en la corte de Nueva York el mismo día: Cloe Di Marco, una chica enamoradiza, apasionada e impulsiva que no sabe amar; Adhara, una asesina en serie sin ética ni moral que quiere cambiar de vida, y Zoë M. Tucker, una famosa exmodelo esquizofrénica que elimina a los que la protegen porque la hacen más débil. Todo cambiará al conocer por qué sus vidas están relacionadas. ¿Cómo pueden ser tan diferentes y a la vez tan iguales una sofisticada y liberal publicitaria de Nueva York; la hija consentida de un estricto pastor baptista de Luisiana, bella...

Era la mujer con peor carácter que había conocido. Realmente había gente poco agradecida. Después de salvar a Kyle Moore de aquel tipo, la princesa Andrea Brunner esperaba al menos un poco de gratitud, pero aquel arrogante se empeñaba en afirmar que había sido él el que la había salvado a ella. ¡Eso era imposible! Andrea siempre era la que rescataba a los demás, así que lo mejor era olvidarse de aquel policía engreído. La lástima era que él parecía no querer darse por enterado, de hecho, daba la impresión de que había decidido hacer todo lo posible para resultar inolvidable.

Aquí está recogida una Sevilla pretérita, vista por el que fue, no sólo investigador erudito, preocupado por la noticia veraz y la fecha exacta, sino a la par escritor de pluma fácil y elegante. Sevilla fue una constante y dolorosa preocupación para Montoto; quien deambula histórica y literalmente por los entresijos de estas “esquinas” y “conventos” en un bello ejercicio de captación de la estética sevillana.