Mario, un gesto poético para la humanidad. Como Tomás, el más audaz y como tantos niños, niñas, jóvenes, adultos, que sin duda, vienen con sus propios desafíos humanos, pero que también llegan para levantar huracanes que lo desordenen todo, sacándonos de nuestras zonas cuidadas de confort, nuestros desfiladeros y quebradas, que llegan a transformar nuestras comunidades con el lenguaje mágico y misterioso de los afectos, la emocionalidad, la sensibilidad, la no razón, el retorno al corazón; que llegan para abrir puertas y ventanas por las que entre la vida a pata pelada, chascona,...