La constancia de un testigo
Rafael Chirbes sitúa su creación novelesca en la tradición del realismo, que concibe como narración de la vida privada en relación con la pública. Sus primeras obras versaban sobre la transición política española desde una posición que rezumaba desencanto, convencido de que la ruptura con el franquismo hubiera sido un procedimiento más justo que una transición consensuada por los grandes partidos. En La larga marcha (1996) da la palabra a un narrador compasivo que acompaña a los personajes y sufre con ellos, a los que sin embargo pide responsabilidades, porque cedieron a los...